Al llegar a clase un viernes normal los peques detectan algo extraño: hay papelitos con notas en las mesas de la clase.
Al leerlas nos damos cuenta de que son pistas para buscar algo. Cada equipo busca en el lugar en el que se indicaba en su pista, y en cada lugar encuentran un trozo de papel con una imagen:
David H. se le ocurre que «¡es un puzzle!». Entre todos nos acercamos y lo montamos. Algunos dicen que es un dibujo que tenemos que colorear porque no está pintado. Charlamos sobre qué ven.
HECTOR: hay un búfalo y un caballo.
DAVID B: no, es un toro.
YO: ¿y este? (señalo uno que está a la derecha del cuadro).
MUCHOS: está gritando, está triste…
RODRIGO: tiene tres ojos.
LEO: no, sólo dos. ¡Veo un fantasma!
LAURA G: parece un pueblo antiguo.
NICO: están enfadados porque los animales están rompiendo su casa.
LEO: hay ventanas.
DAYANA: hay una lámpara.
DAVID B: pero faltan piezas…
CRISTIAN: yo veo una jirafa (señala el caballo), porque tiene el cuello largo.
LEO: algunos están rotos…
DAYANA: seguro que en las otras clases también hay notas, ¿les preguntamos?
LAURA G: seño, ¡lo podemos pintar con pintura!
Decidimos ir después del recreo a preguntarles a las demás clases de 4 años y pintar el dibujo con acuarelas.
También le ponemos un nombre a este cuadro misterioso, que por votación es:
Ahora nos llevamos a casa la tarea de investigar y de buscar información sobre quién habría pintado ese cuadro misterioso que había aparecido en nuestra clase.